domingo, 14 de enero de 2018

EL CARNET DE LA PATRIA SIMBOLO DE OPRESION



En su política de control social, la satrapía chavista ha instaurado una modalidad represiva y autoritaria: el carnet de la patria. Practica de los gobiernos dictatoriales surgidos en las primeras décadas del siglo XX: fascismo, nazismo, comunismo.

Hannah Arendt, filosofa judía-alemana integrante de la primera escuela franckfurtiana, amante y discípula de Martin Heiddeger.Filosofa-politica en su memorable texto “Los Orígenes del Autoritarismo”, relata cómo se erige esta forma de control social, que tiene en el Estado un arma de opresión y de control. Alimentada por el fanatismo, el nacionalismo y el fundamentalismo. Ismos que requieren descansar su especulación irracional en figuras mesiánicas o milenaristas. Mussolini, Hitler y Stalin, se asoman en el panorama de un capitalismo, que salta una de las peores crisis del industrialismo, el periodo de entreguerras. Sus ideólogos apelan a la recuperación de fetiches e ídolos que reposan en la memoria colectiva, de hierofonias de viejas simbologías celtas, indo-germanas,para ligar al Fuhrer o el padrecito ruso, al folklore o mitos de las civilizaciones del Medio Oriente, o el Mediterráneo influido por Griegos, cartagineses y romanos.

La manada uniformada, obediente cegadamente, como los perros de Pavlov, a colores, números, himnos o lemas. Es la rebelión de la granja de Orwell, es el autómata de Oceanía, regido por el Bic Brother, en pantallas de televisión, dando órdenes en un nuevo analfabetismo.

Es la aberración chavista-madurista en su intento por implantar la tiranía hibrida, soñada por el sátrapa cubano: Fidel Castro. Somoza y la KGB rusa en el Caribe petrolero. Es el designio de la nomenklatura denunciado en su momento por Vaclev Havel, en su Declaración de Praga, en los años finales de la cortina de hierro. Es el intento obstinado de cubanos y adláteres de Pablo Iglesias, por completar el control social, sueño de toda dictadura, a base de tarjetas de racionamientos y hegemonía comunicacional.

He sido víctima del control neo-autoritario de la satrapía maduro-chavista. A mi se me niega mis derechos como ciudadano venezolano, consagrados en la constitución por carecer del Carnet de la patria. Soy Ácrata como Douglas Bravo y Tito Núñez, como buen marxista heterodoxo y materialista: odio al Estado en cualquier modo de producción. Soy un muerto civil, que uso mi derecho constitucional para opinar y emitir juicios, ahora que existe el peligro de que instalen campos de concentración, crematorios y alambradas. La limpieza étnica de los Balcanes, pues.

Esta dictadura en su fase entropica, pretende distribuir la Cesta Ticket Petrolera, entre los partidarios de la tiranía y no a quienes la adversamos. Quien la reciba a través del artilugio tecnológico del Carnet de la Patria, pierde la libertad, por una bolsa de comida con: harina, azúcar, aceite y café. También los bonos con dinero inorgánico que distribuye periódicamente, completan el esquema esclavista, de un modelo que impero en mas de la mitad del mundo, en el siglo XX, es el modelo soviético. Esta monstruosidad debe abolirse, luchar para  restituir los derechos sociales y políticos, confiscados por esta fauna de depredadores de las riqueza nacionales.


Enero de 2018

Foto referencial: Tomada de aporrea.org.

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