En su política de
control social, la satrapía chavista ha instaurado una modalidad represiva y
autoritaria: el carnet de la patria. Practica de los gobiernos dictatoriales
surgidos en las primeras décadas del siglo XX: fascismo, nazismo, comunismo.
Hannah Arendt,
filosofa judía-alemana integrante de la primera escuela franckfurtiana, amante
y discípula de Martin Heiddeger.Filosofa-politica en su memorable texto “Los Orígenes
del Autoritarismo”, relata cómo se erige esta forma de control social, que
tiene en el Estado un arma de opresión y de control. Alimentada por el
fanatismo, el nacionalismo y el fundamentalismo. Ismos que requieren descansar
su especulación irracional en figuras mesiánicas o milenaristas. Mussolini,
Hitler y Stalin, se asoman en el panorama de un capitalismo, que salta una de
las peores crisis del industrialismo, el periodo de entreguerras. Sus ideólogos
apelan a la recuperación de fetiches e ídolos que reposan en la memoria colectiva,
de hierofonias de viejas simbologías celtas, indo-germanas,para ligar al Fuhrer
o el padrecito ruso, al folklore o mitos de las civilizaciones del Medio
Oriente, o el Mediterráneo influido por Griegos, cartagineses y romanos.
La manada uniformada,
obediente cegadamente, como los perros de Pavlov, a colores, números, himnos o
lemas. Es la rebelión de la granja de Orwell, es el autómata de Oceanía, regido
por el Bic Brother, en pantallas de televisión, dando órdenes en un nuevo
analfabetismo.
Es la aberración
chavista-madurista en su intento por implantar la tiranía hibrida, soñada por
el sátrapa cubano: Fidel Castro. Somoza y la KGB rusa en el Caribe petrolero.
Es el designio de la nomenklatura denunciado en su momento por Vaclev Havel, en
su Declaración de Praga, en los años finales de la cortina de hierro. Es el
intento obstinado de cubanos y adláteres de Pablo Iglesias, por completar el
control social, sueño de toda dictadura, a base de tarjetas de racionamientos y
hegemonía comunicacional.
He sido víctima del
control neo-autoritario de la satrapía maduro-chavista. A mi se me niega mis
derechos como ciudadano venezolano, consagrados en la constitución por carecer
del Carnet de la patria. Soy Ácrata como Douglas Bravo y Tito Núñez, como buen
marxista heterodoxo y materialista: odio al Estado en cualquier modo de
producción. Soy un muerto civil, que uso mi derecho constitucional para opinar
y emitir juicios, ahora que existe el peligro de que instalen campos de
concentración, crematorios y alambradas. La limpieza étnica de los Balcanes,
pues.
Esta dictadura en
su fase entropica, pretende distribuir la Cesta Ticket Petrolera, entre los
partidarios de la tiranía y no a quienes la adversamos. Quien la reciba a
través del artilugio tecnológico del Carnet de la Patria, pierde la libertad,
por una bolsa de comida con: harina, azúcar, aceite y café. También los bonos
con dinero inorgánico que distribuye periódicamente, completan el esquema esclavista,
de un modelo que impero en mas de la mitad del mundo, en el siglo XX, es el
modelo soviético. Esta monstruosidad debe abolirse, luchar para restituir los derechos sociales y políticos,
confiscados por esta fauna de depredadores de las riqueza nacionales.
Enero de 2018
Foto referencial: Tomada de aporrea.org.
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