Por:
Juandemaro Querales
A
pocos días de las Elecciones pautadas para el 20 de mayo de los corrientes, la Satrapía
de Nicolás Maduro, no da señales de haber convencido a los venezolanos, que
puede relegitimarse sin acudir al fraude, y de que la situación económica pueda
mejorar.
Después
de veinte años de autoritarismo militarista, Venezuela y la camarilla
chavo-madurista, ha entrado en su fase final: sin logros en lo económico, sin
base social. Mostrando su cara más horrible: la represión, desempleo, hambre y
miseria.
Cualquier
hipótesis que manejemos, harán imposible
que el dictador y su pandilla se mantengan gobernando. Hiperinflación,
abandono y desaparición de la salud; el hambre a que somete a la mayoría de la
población. Este recuento escabroso se le suma la ruina de PDVSA, las sanciones
económicas de Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea. Para pensar que
este modelo hizo metástasis, que su salida del poder es inminente, porque no
puede cambiar el modelo económico, sin equipo, sin base social y , aislamiento
de la Comunidad internacional, por lo que se avizora una transición a corto
plazo, para reconstruir el país con los mejores y aliados extranjeros, que
quieren hacerse participe de una reconstrucción inédita en el mundo.
Esta
Dictadura esta en una fase terminal, despreciada como el paciente que padece un
mal contagioso. Llegó el momento de acometer una transición. Producto de unas
Elecciones libres y trasparentes con observación de Organismos Mundiales como
la ONU y la CEE. Tal como lo pauta la Constitución de 1999 y hacer el traspaso
sin traumas, sin derramamiento de sangre. Transición que debe de abrir paso a un
Gobierno de Unidad Nacional, con un periodo presidencial corto, no más de cinco
años, sin reelección absoluta. Proponiéndose sin perder tiempo la reconstrucción del país, dinamizando el
Aparato Productivo. Involucrando a las mejores voluntades, atraer a la
diáspora, todo con la finalidad de conseguir el financiamiento de organismo
multilaterales, afín de levantar un país y una sociedad destruida por la
ineptitud y corrupción de la que hizo gala la fauna Chave-Madurista.
Este
es el 54 Estado que ha vivido una hiperinflación, distorsión donde los
regímenes han sido derrotados, produciendo las anheladas transiciones en lo
económico y político. Venezuela no es la excepción, con una población que vive
con dos dólares al día, cuyo ingreso diario es considerado por Naciones Unidas,
como pobreza atroz o condenable, no puede resistir un semestre más, con una
inflación reconocida por empresas de riesgo como de 15 mil por ciento anual.
Es
una encrucijada que debemos resolver, lo más pronto posible. El país se desintegra
en las manos de este aspirante a Dictador. La torpeza de este señor y sus
asesores cubanos de los tiempos de la guerra fría. Globalizaron el conflicto
venezolano, hoy se habla en las cumbres de los amos del mundo del conflicto en
Corea del Norte, el Yidaismo del Medio Oriente y el desgobierno venezolano.
Estamos
viviendo los días finales de un régimen sin base social, que perdió la calle,
que es repudiado y odiado por el 90 por ciento de la población, que su Partido
político el PSUV, tiene un rechazo de un 70 por ciento. Este gobierno inepto
que arruinó la quinta empresa petrolera del mundo y que sostenía a 16 Estado de
32 que hay en el Hemisferio. No puede seguir confiscándole estos espacios de
poder a los venezolanos. Esta Satrapía que propicia el éxodo de jóvenes hacia
el mundo, dejándonos sin Recursos Humanos y que podrían en una futura
transición sacar al país de la postración en que está.
Este
es el único país que vive una hiperinflación y puede salir de ella
reconstruirse y ser nuevamente la envidia de América. Pero es un compromiso
ante todos los venezolanos, salir de Nicolás Maduro y su Sistema político
dictatorial. Por una razón muy simple. Es que no da pa más.
Abril
de 2018