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Por: Juandemaro Querales
Para los corifeos
del régimen, el Arte y la Literatura, deben de ponerse al servicio de la
Dictadura chavista. Un nuevo Realismo Socialista resucitado después de los
funerales del llamado Socialismo Real, como consecuencia de la caída del Muro
de Berlín en 1989, y la disolución de la Unión Soviética en 1991; gracias a las
reformas emprendidas por Mijaíl Gorbachov
denominadas Perestroika y el Glasnov.
El llamado
Socialismo del siglo XXI, inaugurado por Hugo Chávez en 1998; argucia que solo
era una Franquicia Ideológica, financiada por los Petrodólares venezolanos,
obtenidos gracias a la bonanza petrolera ocurrida a partir de 2004. Riqueza
calculada en 2 billones de dólares, y puestos a disposición del iluminado de
Sabaneta de Barinas, ganancias birladas y negadas a los venezolanos a la quinta
Empresa Petrolera del mundo: PDVSA.
Quienes aceptaban
ingenuamente la prédica del llamado “paraíso en la tierra” del Socialismo
parasitario, recibían financiamiento en dólares y barriles de crudo, a través
del mecanismo de Petro- Caribe. Con solo aceptar una obediencia ciega a los
designios del atrabiliario Hugo Chávez. Era el pago por formar parte de la
Nueva experiencia Soviética en Suramérica y el Caribe.
La Constituyente y
la eliminación de las Democracias representativas. No solamente eran recetas,
si no que sus ideólogos se propusieron crear un nuevo Credo, a partir de una
visión de Mundo trasnochada, ya que se
trataba de un Caballo de Troya, calculada fríamente por el Oráculo de la
Habana: Fidel Castro, y su deseo lujurioso por ponerle manos a la riqueza
venezolana.
Cual es la idea
matricial de semejante monserga? Cual es la excusa para construir el
imaginario? ; axioma que nos de razón para situar las distintas Cosmogonías de Aborígenes
o Negros provenientes de África.
Qué busca una
dictadura que tiene intenciones de elaborar una Nueva Teología Bolivariana;
tomando al insurgente del Cuartel de la Planicie: Hugo Chávez, como Santo
tutelar del nuevo Evangelio-
El secretismo que
rodea la vida del hombre fuerte; halo de misterio con que se rodean estas
figuras estrafalarias para el magnetismo que ejerce sobre ellos el poder.
Delirio que nos lleva a compararlo con
el Doctor Francia del Paraguay, o a Gabriel García Moreno en el Ecuador, quien
transformo el país en un Monasterio. Parece el Dictador de la novela sobre el
poder de autores como: Gabo, Valle Anclan, Roa Bastos, Carpentier, Uslar
Pietri.
Nuevo culto que
busca sustituir a la Teología Bolivariana , fundada con la llegada de los
restos del Libertador Simón Bolívar en 1842. Con la Apoteosis del Libertador en
su amada Caracas, comienza una elaboración mágico-religiosa de las elites
venezolanas, para convertir al héroe militar en un fetiche para adormecer a las
masas, de las cuales el propio Bolívar temía a su irrupción en el periodo final
de las fundaciones de los jóvenes Estados.
Manipulación que no
es nueva, ya que es ciclotímica, renovada cada vez que aparecen nuevos figurones
en el universo de dictadores y hombres fuertes que han asolado el país, durante
200 años.
Los nuevos Apóstoles:
Juan Vicente González; Antonio Leocadio Guzmán; Tomas Lander; Fermín Toro;
echan las bases de la Religión Civil. Culto oficial institucionalizado por Guzmán
Blanco a partir de la década de los setenta del siglo XIX; redivivo cada cierto
tiempo por: Juan Vicente Gómez; López Contreras; Medina Angarita , Pérez Jiménez; Herrera Campins y ahora Hugo Chávez.
Esta “revolución de
embuste” trata de erradicar el Culto al Héroe, para entronizar un Nuevo Tótem,
mezcla de elementos paganos con el fervor cristiano-católico. Es el ídolo de
barro Hugo Chávez; quien desde el Cuartel de la Planicie, nos vigila y opina
sobre cualquier cosa, a través del demiurgo Nicolas Maduro, en una cruzada que
solo busca perpetuar, este modelo errático de dictadura bananera con visos de
estalinismo.
Alberto Barrera
Tyska; Juan Páez Ávila; Boris Izaguirre e Ibsen Martínez; recogen en prosa esta
pesadilla, en que nos ha tocado vivir. Experiencia la cual nos emparenta con
sociedades arcaicas, que han probado estos ensayos espiritistas, como el Vudú
de o Papa y Baby Doc. de los Duvalier de Haití; o la Cuba de lo Obatala y los
Orishas de los Hermanos Castro; o mejor la Uganda de Idi Amín. Es como retroceder
en la Máquina del tiempo de H.G.Well.
En la poesía no hay
un regreso a un intimismo, el “yo poético” se anida en el desparpajo, negando
el escolasticismo o cierto conceptismo barroco reformista; negador del
romanismo asociado al establecimiento dictatorial: es Cadenas y Montejo, los
decadentistas de la década de los años sesenta de balleneros y tablas redondas.
El mal llamado
“Realismo Comunista” de los Calzadilla; Pereira; Osunas; Crespo. Sueñan con una
poesía por encargo que hablen de los pocos logros de este descenso al infierno
pagano, muy al gusto del pirata “constructor “Farruco Sexto, y su monigotes
ejercicio tipográfico monumento al despilfarro de la editorial El Perro y la
Rana.
Lenguaje craso y fútil,
que se le anteponen los discursos de las Redes Sociales s, ventana por donde se
cuela los gustos de la Diáspora. Lenguaje nada acartonado, edulcorado, ni
pulido a cincel. Escatologismo, soez, áspero, zaheridor.
Motejar al Tirano y
su entorno, con la peor adjetivación, consigue a veces dar en el blanco. La Dictadura. Como todo Despotismo, invierte en
servidores y Cortinas retentivas, asesorados por esa figura
diabólica llamado Ramiro Valdez. Policía del Big Brother que destruye miles de
mensajes, que se lanzan a diario contra el Sátrapa y su sanedrín de verdugos.
En una feroz competencia de blogueros que ha evitado como Yoani Sánchez en la
Cuba de Castro que Venezuela se convierta en un gran Cementerio-
Julio de 2018