viernes, 27 de julio de 2018

EL REALISMO COMUNISTA Y EL ARTE

Imagen de K-2 Journal 


Por: Juandemaro Querales
Para los corifeos del régimen, el Arte y la Literatura, deben de ponerse al servicio de la Dictadura chavista. Un nuevo Realismo Socialista resucitado después de los funerales del llamado Socialismo Real, como consecuencia de la caída del Muro de Berlín en 1989, y la disolución de la Unión Soviética en 1991; gracias a las reformas emprendidas por Mijaíl Gorbachov  denominadas Perestroika y el Glasnov.

El llamado Socialismo del siglo XXI, inaugurado por Hugo Chávez en 1998; argucia que solo era una Franquicia Ideológica, financiada por los Petrodólares venezolanos, obtenidos gracias a la bonanza petrolera ocurrida a partir de 2004. Riqueza calculada en 2 billones de dólares, y puestos a disposición del iluminado de Sabaneta de Barinas, ganancias birladas y negadas a los venezolanos a la quinta Empresa Petrolera del mundo: PDVSA.

Quienes aceptaban ingenuamente la prédica del llamado “paraíso en la tierra” del Socialismo parasitario, recibían financiamiento en dólares y barriles de crudo, a través del mecanismo de Petro- Caribe. Con solo aceptar una obediencia ciega a los designios del atrabiliario Hugo Chávez. Era el pago por formar parte de la Nueva experiencia Soviética en Suramérica y el Caribe.

La Constituyente y la eliminación de las Democracias representativas. No solamente eran recetas, si no que sus ideólogos se propusieron crear un nuevo Credo, a partir de una visión de Mundo  trasnochada, ya que se trataba de un Caballo de Troya, calculada fríamente por el Oráculo de la Habana: Fidel Castro, y su deseo lujurioso por ponerle manos a la riqueza venezolana.

Cual es la idea matricial de semejante monserga? Cual es la excusa para construir el imaginario? ; axioma que nos de razón para situar las distintas Cosmogonías de Aborígenes o Negros provenientes de África.

Qué busca una dictadura que tiene intenciones de elaborar una Nueva Teología Bolivariana; tomando al insurgente del Cuartel de la Planicie: Hugo Chávez, como Santo tutelar del nuevo Evangelio-

El secretismo que rodea la vida del hombre fuerte; halo de misterio con que se rodean estas figuras estrafalarias para el magnetismo que ejerce sobre ellos el poder. Delirio que nos lleva a compararlo  con el Doctor Francia del Paraguay, o a Gabriel García Moreno en el Ecuador, quien transformo el país en un Monasterio. Parece el Dictador de la novela sobre el poder de autores como: Gabo, Valle Anclan, Roa Bastos, Carpentier, Uslar Pietri.

Nuevo culto que busca sustituir a la Teología Bolivariana , fundada con la llegada de los restos del Libertador Simón Bolívar en 1842. Con la Apoteosis del Libertador en su amada Caracas, comienza una elaboración mágico-religiosa de las elites venezolanas, para convertir al héroe militar en un fetiche para adormecer a las masas, de las cuales el propio Bolívar temía a su irrupción en el periodo final de las fundaciones de los jóvenes Estados.

Manipulación que no es nueva, ya que es ciclotímica, renovada cada vez que aparecen nuevos figurones en el universo de dictadores y hombres fuertes que han asolado el país, durante 200 años.

Los nuevos Apóstoles: Juan Vicente González; Antonio Leocadio Guzmán; Tomas Lander; Fermín Toro; echan las bases de la Religión Civil. Culto oficial institucionalizado por Guzmán Blanco a partir de la década de los setenta del siglo XIX; redivivo cada cierto tiempo por: Juan Vicente Gómez; López Contreras; Medina Angarita ,  Pérez Jiménez; Herrera Campins y ahora Hugo Chávez.

Esta “revolución de embuste” trata de erradicar el Culto al Héroe, para entronizar un Nuevo Tótem, mezcla de elementos paganos con el fervor cristiano-católico. Es el ídolo de barro Hugo Chávez; quien desde el Cuartel de la Planicie, nos vigila y opina sobre cualquier cosa, a través del demiurgo Nicolas Maduro, en una cruzada que solo busca perpetuar, este modelo errático de dictadura bananera con visos de estalinismo.

Alberto Barrera Tyska; Juan Páez Ávila; Boris Izaguirre e Ibsen Martínez; recogen en prosa esta pesadilla, en que nos ha tocado vivir. Experiencia la cual nos emparenta con sociedades arcaicas, que han probado estos ensayos espiritistas, como el Vudú de o Papa y Baby Doc. de los Duvalier de Haití; o la Cuba de lo Obatala y los Orishas de los Hermanos Castro; o mejor la Uganda de Idi Amín. Es como retroceder en la Máquina del tiempo de H.G.Well.
En la poesía no hay un regreso a un intimismo, el “yo poético” se anida en el desparpajo, negando el escolasticismo o cierto conceptismo barroco reformista; negador del romanismo asociado al establecimiento dictatorial: es Cadenas y Montejo, los decadentistas de la década de los años sesenta de balleneros y tablas redondas.

El mal llamado “Realismo Comunista” de los Calzadilla; Pereira; Osunas; Crespo. Sueñan con una poesía por encargo que hablen de los pocos logros de este descenso al infierno pagano, muy al gusto del pirata “constructor “Farruco Sexto, y su monigotes ejercicio tipográfico monumento al despilfarro de la editorial El Perro y la Rana.

Lenguaje craso y fútil, que se le anteponen los discursos de las Redes Sociales s, ventana por donde se cuela los gustos de la Diáspora. Lenguaje nada acartonado, edulcorado, ni pulido a cincel. Escatologismo, soez, áspero, zaheridor.

Motejar al Tirano y su entorno, con la peor adjetivación, consigue a veces dar en el blanco. La  Dictadura. Como todo Despotismo, invierte en servidores y Cortinas   retentivas, asesorados por esa figura diabólica llamado Ramiro Valdez. Policía del Big Brother que destruye miles de mensajes, que se lanzan a diario contra el Sátrapa y su sanedrín de verdugos. En una feroz competencia de blogueros que ha evitado como Yoani Sánchez en la Cuba de Castro que Venezuela se convierta en un gran Cementerio-

Julio de 2018

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