Por: Juandemaro Querales
Hace pocos días circuló una foto
donde aparecía el Pran conocido con el alias de “el conejo “acompañado con Iris
Varela, Ministra de Asuntos Penitenciarios; se expandió de forma viral por la
red.
Se trataba de Teófilo Alfredo Rodríguez
Cazorla, Pran de la cárcel de San Antonio, en la Isla de Margarita. Especie de
Rey sin corona que controlaba: el comercio y distribución de la droga en todo
el territorio insular. Acribillado de numerosos balazos en el pecho, al salir
de una discoteca en la ciudad de Porlamar, a donde había asistido a una
presentación de “Rosita”, modelo cuyos gustos por el bajo mundo, la han
convertido en una afamada mujer, sus numerosos romances con delincuentes como
el “niño” Caballero, son memorables; sus repetidos affaires han terminado en
descuartizamientos y asesinatos de los enamorados de turno.
El “conejo” de Margarita puso en
evidencia la profunda crisis de un modelo penitenciario, puesto en práctica por
un modelo militarista, que ha sido vesánico y cómplice, donde una tácita
alianza entre malandros y un Estado irresponsable, no ejerce la justicia contra
“lideres negativos”; prestándose en muchos casos para tolerar el robo y venta
de armamentos, que forma parte del parque de la República, de uso exclusivo de
la Fuerza Armada.
La despedida del “chapo-conejo”
de sus secuaces del penal; siguió a una lluvia de balas y disparos de morteros,
de los reclusos quienes mostrando sus modernas armas, desde las azoteas de la
cárcel isleña; como si se tratara del Medio Oriente y los combatientes del
Estado Islámico.
Hay otras fotos que infestaron la
red durante varios días; la foto del “conejo “en su dormitorio del penal; tal Sultán
de Brunei o jeque , una cama matrimonial, paredes pintadas con colores satinadas al pastel, y al fondo un
estante con lencería y cobijas de buena marca; acompañado por la mismísima
ministra “pacificadora” del peligroso sistema carcelario venezolano-
En otra foto el “conejo “muestra
unos perros poddie en cada mano, como Madonna o doña Elena Frías, madre del
galáctico. El potentado distribuidor de drogas hace alarde de la vida ostentosa
que lleva este autócrata del delito, con la mirada complaciente de un Estado
forajido y narcotraficante.
La pranizaciòn de la sociedad
venezolana, debido a la complacencia de unas elites militar y política; quienes
entregan de forma impune espacios de poder al crimen organizado. Para tener
aterrorizado a la población, para así controlarla mediante el chantaje de bandas y policías
corruptos. Esta destrucción del tejido social y político, busca facilitarle el
trabajo a los carteles manejados desde los 32 penales en que se reparte el país
escotero.
Esta anomia busca de forma
deliberada la destrucción con la consiguiente desaparición del viejo Estado Liberal,
lo que queda de la antigua sociedad, esta se muestra inerme ante las
organizaciones informales, tirando la toalla, provocando un nuevo tribalismo,
es la llegada de los barbaros en opinión de la posmodernidad. Estados sin
meandros de poder, sin decisores políticos en el sentido gramsciano, darle paso
a los famosos Estados forajidos, sin actores con poder de decisión, simples
señores de la guerra, quienes venden drogas y combustibles para financiar sus
cuerpos de matones.
La pranizaciòn terminará finalmente
en un enfrentamiento con el ejército regular, quienes por mandato
constitucional tendrán que salir a su encuentro, desarmarlos y llevarlos ante
la justicia; devolviendo los espacios de poder que han sido confiscados a sus
legítimos dueños: el pueblo.
Febrero de 2016
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