Hablar de Marcos Pérez Jiménez, es discurrir de golpes de Estado. General venezolano, egresado de las primeras promociones de la Academia Militar de Venezuela; creada por el Dictador Juan Vicente Gómez en 1916. Como los Padres Fundadores de la Nacionalidad: Simón Bolívar y Antonio José de Sucre; este militar tachirense alcanzó el poder a los treinta años, después de urdir y organizar los golpes de fuerza en: 1945- 1948- 1952.
Es el prototipo de Curzio Malaparte en su “Técnicas del Golpe de Estado” llegando a superar al escritor fascista. Egresó de la Escuela de Altos Estudios Militares, de Chorrillos-Perú; donde recibió el magisterio y el afecto del General Manuel Odrìa, futuro Dictador de la Nación Inca. Su paso por las aulas militares en la República Andina, lo convierte en el primer venezolano en hacer estudios de IV Nivel; con saberes inéditos para un ejército conformado por generales “chopo e piedra”; fogueados en las luchas de Castro y Gómez, por liquidar a los caudillos Liberales del guzmancismo, quienes se habían repartido el país a raíz de la Promulgación de la Constitución de 1864. Economía Política, Planificación Estratégica, Geopolítica e Historia Contemporánea; análisis marxista y keynesiano.
Este periodo llamado por Ocarina Castillo, como la “Década del Buldócer” o la década del Macadán, no puede entenderse sin los planes Sidero-carboniferos para la Región de Guayana del General Rafael Alfonso Ravard. Quien había presentado una tesis para optar al grado de Ingeniero en Infraestructura, en el Politécnico de las Fuerzas Armadas Argentinas.
Este Presidente Tachirense que a decir de Domingo Alberto Rangel, formó parte de la Hegemonía Andina que se turnó en el podre a partir de 1899, con la Revolución Restauradora Liberal; sustituyendo a la Hegemonía de los Hombres de tierra llana o caliente, con Páez a la cabeza, como creador del concepto de Naciòn-Balcànica.
Un hombre estadista, formado en el Conocimiento Científico de los Claustros Universitarios; va a montarse en la ola de la Primera Bonanza Petrolera, que viviera la Venezuela minera. Su fino olfato lo llevó por la senda de un Lázaro Cárdenas o en Getulio Vargas; sin la seducción por las masas, carentes siempre de un mesiánico o iluminado. Quien empleará esta montaña de dinero, proveniente de la participación en la ganancia del valor del barril de petróleo, para construir una gran infraestructura conformada por: Puertos, Aeropuertos, Autopistas, Carreteras, Represas, Silos,; y acomete el Plan Sidero-carbonifero; en esto sigue el Plan de Medina Angarita, de dotar al país de una gran red de carreteras; política mantenida por gobiernos democráticos y autoritarios.
El Pérez Jiménez, que dejó olvidada una maleta con dólares en la Carlota, y que remontó los cielos caraqueños, la madrugada del 23 de enero de 1958, ha sido peor estudiado y menos valorado; el último esfuerzo por recoger esta gesta de las movilizaciones, que condujeron a su derrocamiento; las hizo Hugo Chávez, quien trató de ensamblar este hecho, con las intentonas del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992.Pero la reacción de sus seguidores fue tibia, por su lealtad al modelo democrático, ambivalencia que no pudo quitarles un Partido dogmático y pro-cubano como el PSUV.
Pérez Jiménez, separado de Pedro Estrada, Silvio Sanz o Laureanito Vallenilla Planchard; monstruos para la galería de novelas de José Vicente Abreu y Miguel Otero Silva. Debe ser abordado desde el plano de la consolidación y punto más alto de la modernidad en Venezuela. Para esos años nuestra sociedad y Ciudad Capital, eran consideradas el punto omega de la construcción de la modernidad en Latinoamérica; antes que Oscar Niemeyer y su Valle de los Faraones como es Brasilia-
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