Por: Juandemaro Querales
La celebración por la intentona
de Golpe de Estado del 4F del año 1992; no reviste la magnificencia y esplendor
de otros tiempos. Hoy un chavismo feneciente, dividido y a punto de ser sacado
del poder; no tiene ánimo para festejos.
Esta asonada del 4F convertida en
una fecha emblemática por Hugo Chávez y su hueste, primero en el MVR y después
en el PSUV; quienes se han mantenido en el poder, durante el periodo más largo
de nuestra democracia, y ahora dan visos del excesivo desgaste de un sistema
autoritario.
Sin un rumbo ideológico ni
político, este movimiento aluvional, integrado en su mayor parte por una logia
militar de oficiales de baja graduación, se insertaron en la historia
venezolana de los últimos años, para prolongar la vida de la Social-democracia
populista en el Continente. Montados en una crisis que venía de los años
ochenta; la impericia y la claudicación ante lideres charlatanes como: Fidel
Castro, Sadan Hussein y Muamar Gadafi; alimentó esa mezcla explosiva que
aplicada al modelo Liberal venezolano, arruinó al país, colocándolo en el
despeñadero de una autocracia militarista.
Sobre los logros y trascendencia
del Golpe de Estado fallido y sus protagonistas, hay pocas cosas que comentar;
llegado al poder por elecciones libres y universales; antes habían abandonado
la vía insurreccional, organizando un
Partido Político, sometido a la Ley del Sufragio y a lo pautado en la Constitución
de 1961. Hugo Chávez el antiguo conspirador pasó a ganar las Elecciones de
1998, con el fin de imponer mediante el engaño una Dictadura, a través de un
Sistema Electoral controlado y manipulado por las nuevas tecnologías de la Informática.
No es cierto que es muy poco
tiempo, para evaluar el gobierno surgido de aquella erran ática fecha. Estos 16
años de desgobierno “chavista” y visto el tamaño desastre que le ocasionaron al
país, sus consecuencias se sentirán por años. Para algunos ilusos se necesita
un periodo constitucional, para enderezar la economía y reponer el Estado Clásico
Liberal. Es la regeneración del tejido de la sociedad venezolana en todos sus órdenes.
Hugo Chávez sería el Leviatán de
la política venezolana; llegado de manera caprichosa a la escena histórica,
como fenómeno de masas. Su influencia ha sido tan determinante, que no hubo
resquicio donde no dejara de sentirse su peso y su voluntad. En algún momento
de su prolongado gobierno fue comparado con el Simón Bolívar de 1826, año en
que alcanzó la cima de su gloria.
El Movimiento del 4F y el 27 de
noviembre del año de 1992; deben ser considerados como asonadas y revueltas,
que en opinión de Antonio Arraiz en la década de los cincuenta; pasaran a
engrosar los 150 golpes cruentos, que han sacudido a una sociedad atrasada,
desde los lejanos años de 1835; cuando Carujo y Mariño, encabezan el golpe
contra el sabio: José María Vargas. Estos ejércitos indisciplinados y traidores
al juramento a las Constituciones, les hace falta ingresar a una alianza
militar como la OTAN. Tal y como en la década de los setenta Felipe González en
España; logró sacar a los hombres de uniforme de la Península, del primitivismo
falangista al ponerlos a interactuar con sus pares de Europa y Estados Unidos.
Es posible que esta sea la última
celebración de esta fecha fatídica, la del 4F en este año de 2016; cuando el
chavismo se eclipsa y esta dando patada de ahogado. Salido Maduro vía Referéndum
Revocatorio en julio de los corrientes; esa fecha engrosará el basurero de la
historia, tenerla sola presente a la hora en que se educa a las nuevas generaciones,
sobre los riesgos permanentes de que ocurran zarpazos autoritarios contra los
modelos democráticos que tanto nos ha costado construir.
Febrero de 2016
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