miércoles, 16 de noviembre de 2016

EL MARIACHI GAY

Por: Juandemaro Querales


Falleció en Los Ángeles-California, Alberto Aguilera Valendez, mejor conocido en el mundo del espectáculo como: “Juan Gabriel” (el divo de Juàrez). Con el desaparece un cantautor de gènero denominado “ranchero”; estilo e interprete que saltò a la fama interpretando una interpretación cultural que identifica a Mexico, junto con la llamada “edad de oro” del cine.

Ningùn intelectual mexicano se detuvo a analizar a este símbolo del bolero ranchero, con el culto abierto al sexo diverso. Donde la cuestionada expresión homosexual fue suplantando poco a poco al charro chusco, de modales ordinarios, promiscuo y seductor de mujeres, galán de bigotes chorreados,con pistolas de embuste, por el amanerado de voz en falsete entonando malos amoríos asexuados. Muy lejos del insurgente de la revolución de 1910, con Emiliano Zapata en el Sur y don Doroteo Arango mejor conocido como “Pancho Villa” en el Norte, como jefes indiscutibles de aquella lucha por la tierra y la redención.

Ni Monsivais, ni Carlos Fuentes, ni que decir Octavio Paz; se fijaron en el ripioso solista, trajeado con el uniforme de ley, en color rosado, como sus pares “ordinarios” de Plaza Garibaldi en el centro de Ciudad de Mèxico. Solo una cosa despertó curiosidad en alguna inteligencia, en aquel mazacote manierista,
Y fue cuando “juanga”decía que: “el arte es femenino”.

Cuando ya su homosexual estilo, opuesto en todo sentido a los: Jorge Negrete; Pedro Infante; Josè Alfredo Jimenez; Vicente Fernàndez y Jhon Sebastian. Borrados de la memoria rocolera por un insulto promocional de la gran maquinaria de la desiluciòn. El disco de mal gusto el cual combina la tecnología de la imagen, enriquecieron en muy breve tiempo al “huérfano” de Ciudad Juàrez. La mezcla del patico feo con Cucarachita Martinez, invadieron los antiguos escenarios poblados de charros, mujeres traicionadas y ultrajadas del campo mexicano.La ideología cuenta para ello con el caballo de troya del Mariachi gay. Barrigòn, con disfraces de circo. Insinuando a ser sexo diverso, en un público frustrado y sin esperanza , que se va en masa del Sur al Norte. Emigraciòn de gente miserable que hace la travesìa hacìa el Rìo Grande. Letra de corridos. Hay que consignar el descenso al infierno, viaje de Dante que motiva el carnaval de ritmos  y simplezas . Es una cosmogonía  a lo Toulouse Lautrec, que como veneno infecta la cultura audio-sonora, para que en el México semi-feudal aparezca un Donald Trump y vaya a cagarse en pleno Congreso de los Senadores Mexicanos  y para colmo arranque aplausos del miserable Enrique Peña Nieto.

Con esta medusa de la ideología se le pone fin a un diseño de Cebra muy lejos de un Caballo, hecho por la voracidad de la dominación del referente “cultural” sobre la concepción del mundo. Desde el espacio el imaginario de miles de conciencia, victimas el racismo y la explotación, son subyugados y tratados como una mercancía. Es el viaje homérico transmutado en el descenso del hades, conducidos en el barco de Caronte, por un Charro tergiversador, erigido en un dios Jano, para desordenar aun mas la definición de ser fronterizo. Como todos los bodrios creados por la ideología de la banalidad y futilidad, en muy poco tiempo pasará al olvido, para venir y vendrá otro coprofàgico y facilitarle la tarea a los Trump y Paña Nieto del futuro.

Octubre del 2016






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