Por: Juandemaro
Querales
Falleció en Los Ángeles-California,
Alberto Aguilera Valendez, mejor conocido en el mundo del espectáculo como:
“Juan Gabriel” (el divo de Juàrez). Con el desaparece un cantautor de gènero
denominado “ranchero”; estilo e interprete que saltò a la fama interpretando
una interpretación cultural que identifica a Mexico, junto con la llamada “edad
de oro” del cine.
Ningùn intelectual
mexicano se detuvo a analizar a este símbolo del bolero ranchero, con el culto
abierto al sexo diverso. Donde la cuestionada expresión homosexual fue
suplantando poco a poco al charro chusco, de modales ordinarios, promiscuo y
seductor de mujeres, galán de bigotes chorreados,con pistolas de embuste, por
el amanerado de voz en falsete entonando malos amoríos asexuados. Muy lejos del
insurgente de la revolución de 1910, con Emiliano Zapata en el Sur y don
Doroteo Arango mejor conocido como “Pancho Villa” en el Norte, como jefes
indiscutibles de aquella lucha por la tierra y la redención.
Ni Monsivais, ni
Carlos Fuentes, ni que decir Octavio Paz; se fijaron en el ripioso solista,
trajeado con el uniforme de ley, en color rosado, como sus pares “ordinarios”
de Plaza Garibaldi en el centro de Ciudad de Mèxico. Solo una cosa despertó
curiosidad en alguna inteligencia, en aquel mazacote manierista,
Y fue cuando
“juanga”decía que: “el arte es femenino”.
Cuando ya su
homosexual estilo, opuesto en todo sentido a los: Jorge Negrete; Pedro Infante;
Josè Alfredo Jimenez; Vicente Fernàndez y Jhon Sebastian. Borrados de la
memoria rocolera por un insulto promocional de la gran maquinaria de la
desiluciòn. El disco de mal gusto el cual combina la tecnología de la imagen,
enriquecieron en muy breve tiempo al “huérfano” de Ciudad Juàrez. La mezcla del
patico feo con Cucarachita Martinez, invadieron los antiguos escenarios
poblados de charros, mujeres traicionadas y ultrajadas del campo mexicano.La
ideología cuenta para ello con el caballo de troya del Mariachi gay. Barrigòn,
con disfraces de circo. Insinuando a ser sexo diverso, en un público frustrado
y sin esperanza , que se va en masa del Sur al Norte. Emigraciòn de gente
miserable que hace la travesìa hacìa el Rìo Grande. Letra de corridos. Hay que
consignar el descenso al infierno, viaje de Dante que motiva el carnaval de
ritmos y simplezas . Es una
cosmogonía a lo Toulouse Lautrec, que
como veneno infecta la cultura audio-sonora, para que en el México semi-feudal
aparezca un Donald Trump y vaya a cagarse en pleno Congreso de los Senadores
Mexicanos y para colmo arranque aplausos
del miserable Enrique Peña Nieto.
Con esta medusa de la
ideología se le pone fin a un diseño de Cebra muy lejos de un Caballo, hecho
por la voracidad de la dominación del referente “cultural” sobre la concepción
del mundo. Desde el espacio el imaginario de miles de conciencia, victimas el
racismo y la explotación, son subyugados y tratados como una mercancía. Es el
viaje homérico transmutado en el descenso del hades, conducidos en el barco de
Caronte, por un Charro tergiversador, erigido en un dios Jano, para desordenar
aun mas la definición de ser fronterizo. Como todos los bodrios creados por la
ideología de la banalidad y futilidad, en muy poco tiempo pasará al olvido,
para venir y vendrá otro coprofàgico y facilitarle la tarea a los Trump y Paña
Nieto del futuro.
Octubre del 2016
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